Nada
se ha propuesto a estorbar esta paz, cualquier cosa que se halle en el fondo de
mi angustia no tiene lugar en el plan infinito.
Me
acojo a los brazos del eterno como un niño cansado a los brazos de su madre.
La
paz me rodea y la serenidad del eterno me envuelve.
Alma
permanece tranquila y sabe que yo soy Dios.
Padre
, llego silencioso a tu presencia, ahora siento la quietud del infinito, aunque
la tormenta ruja fuera, siento interiormente tu paz.
Estoy
tranquilo, descansado y pasivo en tu sosegada paz.
Amén.
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