Haz de esta casa un hogar cálido y dichoso, una morada de tu presencia.
Bríndales
tranquilidad
y serenidad a todos sus miembros,
así
también, salud a nuestros cuerpos y prudencia a nuestras lenguas.
Que los hijos sean y se sientan amados, alejándose de ellos para siempre, la ingratitud y el egoísmo.
Inunda
señor,
el corazón de los que son padres, con paciencia y comprensión así como de una
generosidad sin límites.
Extiende
Señor,
junto con tu hijo y su santa y bondadosa madre, un techo de amor, para
refrescar, cobijar, calentar y madurar a todos tus hijos que habitamos este
hogar.
Ayúdanos
a
obtener el pan de cada día y aleja de nuestra casa el afán de exhibir lo
material.
Líbranos
de
las vanidades mundanas y de las ambiciones que inquietan y roban la paz de este
hogar.
Que la
alegría brille en nuestros ojos, la confianza abra todas las puertas, que la
dicha resplandezca
como
un sol y sean la paz y armonía las reinas de esta casa.
Que así
sea, así se haga y así será, en el nombre del padre, del hijo y del espíritu
santo.
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