iOh bendito
Espíritu Santo!, me
dirijo
humildemente ante ti, para pedirte que llenes de nuevo mi alma, con la
abundancia de tus dones y frutos.
Enciende
mi corazón con el fuego de tu amor, escucha mis súplicas y envíalos sobre mi, como los
enviaste sobre los apóstoles el día de pentecostés.
Que
con el don del entendimiento, sepa ver con firme fe toda situación, que sepa
distinguir entre el bien y el mal, y que todo esto haga crecer mi fe a cada
día.
Que
con el don del consejo, pueda ayudar a mis hermanos y ellos a mi, a actuar
siempre con prudencia, a elegir correctamente las palabras y
acciones adecuadas, para
no
herir los sentimientos de nadie.
Que
con el don de la fortaleza, sea capaz de superar todo obstáculo, para perseverar
con confianza y dejar a un lado toda duda e inseguridad, para resistir
y superar las adversidades.
Que
con el don de la ciencia, pueda distinguir entre lo verdadero y lo
falso, y
descubrir
cuando el maligno pretenda engañarme, para contaminar
mi ser en este plano terrenal.
Que
con el don de la piedad sea capaz de perdonar, así como
Dios padre lo hace a cada momento, para actuar con justicia y gratitud, ante la
generosidad y amabilidad, así como ante la agresividad y rudeza de mi
prójimo.
Que
con el don del temor no sea demasiado confiado, y así
no caiga en la oscuridad y engaños del mal, para no alejarme del camino hacia Dios, y evitar
por arrogancia caer en el pecado.
Que
con el don de la sabiduría, pueda actuar correctamente y
tomar las decisiones adecuadas, para alejarme del tedio y la insensatez, para continuar
por el sendero correcto hacia ti, y entender tanto las buenas experiencias, como las malas.
Envuelve
mi
ser de tu santificado amor, para que no falte en mi hogar, el fruto
de la abundancia, de
la
prosperidad y plenitud, para que viva según tu voluntad y esté entregado a tu amor hasta el día de mi
muerte.
Amén.
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