iOh
gloriosa Santa Isabel de
Hungría!, protectora,
madre y reina de todos los pobres y desvalidos, alma de Dios llena de piedad,
justicia y caridad, que
con
corazón limpio y magnánimo mostraste siempre gran benevolencia
al
prójimo y al Señor.
Te
rogamos que nos brindes tu compasión, a todos los que padecemos tanta necesidad,
que incluso están en juego nuestro bienestar, nuestra salud y el techo en el
que vivimos, así
como
también nuestra estabilidad mental, emocional y espiritual.
Amorosa
Santa Isabel de Hungría, que en tu corta y santa vida terrenal
auxiliaste con tus bienes a los que nada tenían, diste
pan
al hambriento y morada al desvalido, además de esperanza y fe al que ya nada creía
tener, socórrenos
por
favor en estos grandes apuros económicos.
A ti
gloriosa Santa Isabel te pedimos que desde el cielo continúes enviándonos tus
bendiciones, para
encontrar
la solución a nuestros problemas de dinero, ya que éstos nos están
consumiendo
y sumergiendo en una inmensa oscuridad de angustiosa tristeza y
desesperación.
Milagrosa
y dulce Santa Isabel de Hungría, usa tu poder de intercesión ante
Dios, para que
nos conceda la luz y los milagros necesarios para saldar todas las deudas que
tanto nos preocupan y afectan, y así poder aliviar al fin las cargas que pesan
sobre nosotros y nuestras familias.
Caritativa Santa Isabel, alma noble y fiel de Dios, que mostraste siempre tu amor a Cristo y a los más necesitados, que te entregaste con afán y servicio a remediar las injusticias y miserias terrenales, sé nuestra defensora y consigue para nosotros la pronta respuesta a estas peticiones.
Dame tu auxilio bondadosa Santa Isabel, para que consigamos remedio a esta necesidad económica y solventar nuestros gastos y deudas, e intercede ante Dios para que nos perdone por los errores que hemos cometido, y que nos han causado ésta gran necesidad y urgencia para conseguir dinero.
No te olvides de nosotros y guíanos por los caminos de la fe y el amor, llena nuestros corazones de caridad para que sepamos compartir con nuestros hermanos que lo necesitan, así como lo hiciste tú Santísima Isabel, sin egoísmo, sin duda y sin distinción.
Amén.
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