Te
ofrezco bendita flor, producto de la perfecta creación de Dios, un
lugar en mi hogar, para que no continúes vagando sin un sitio donde
vivir, lo hago humildemente, y te ofrezco mi cuidado y
protección, así como se que tu me lo brindarás a mi, y a
cada habitante de este recinto.
Te
respeto, te admiro y te ofrezco este viento, que lleva el aroma puro de la
tierra, esta agua purificada por el creador para que sacies tu
sed, y esta luz para que al fin salgas de las penumbras que te
envolvían, y vuelvas a la vida, a disfrutar del mundo y sus
bendiciones.
Acepta por favor mi ofrecimiento, y comparte conmigo mi hogar y la vida, y disfruta del aire, la tierra, el agua y el calor del fuego que produce el amor.
Bienvenida fuiste siempre, bienvenida eres ahora, y bienvenida siempre serás.
Que así sea.
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