Oh!
Gran espíritu apache, cuya voz se escucha en los vientos, y cuyo
aliento de vida recorre todo el mundo, escúchame y ayúdame, pues yo soy pequeño y débil, y preciso
tu fortaleza y sabiduría.
Permíteme
caminar
en la belleza, y
hacer
que mis ojos siempre contemplen el atardecer rojo y púrpura, que expresa
la grandeza del fuego, y la renovación de las energías junto a la
madre tierra.
Haz
que mis manos respeten la naturaleza, y que mis oídos sean agudos para escuchar
tu guía, hazme
sabio
para que así pueda entender, las enseñanzas que nos has brindado.
Permíteme
aprender
las lecciones, que
has
dejado grabadas en cada hoja y roca, pues busco fortaleza, no para ser más
grande que mi hermano,
sino para
vencer lo negativo en mi peor enemigo, "en mi mismo".
Hazme
siempre listo para acudir a ti, con manos limpias y ojos abiertos, de manera
que cuando la vida se desvanezca, como el desvaneciente atardecer, mi espíritu
pueda trascender como tú, sin ninguna vergüenza.
Permíteme
comprender
el gran misterio de la vida, enséñame a confiar en mi corazón, en mi
mente, en
mi
intuición, en mi sabiduría interna, en los sentidos de mi cuerpo
y en
las bendiciones de mi espíritu.
Enséñame
a confiar en todo aquello
en que tu
confiaste, para
que
pueda ver la naturaleza como mi espacio sagrado, amar más
allá de mi miedo, y
así
caminar en equilibrio con el paso de cada glorioso sol, y cada gloriosa luna.
Que
así sea y así
será.
No hay comentarios:
Publicar un comentario