Dios, me acerco a ti en ésta ocasión, no para pedir sólo por mi beneficio, sino también, por el noble espíritu que ronda en mi hogar, pues no puede trascender si tu no lo guías y lo consideras adecuado.
Te ruego Bendito Señor, que le brindes al espíritu inocente que me ha encontrado digno de convivir y jugar con el, la luz en su camino hacia ti, además de la pronta recuperación de sus angustias, dolores y frustraciones, para que pueda continuar y elevarse en la eternidad a tu lado.
Se que tu sabio corazón permite que permanezca aquí porque eso es lo que necesita, pero aunque lo comprendo, su presencia me altera, confunde y en ocasiones me asusta, por lo que te pido que si aún no llega su tiempo de estar a tu lado, lo lleves hacia el sendero de otra persona que pueda ayudarlo.
Lleva Señor a esta pequeña y pura alma infantil, a la sanación de sus pesares, miedos y rencores, pues sólo tu cuentas con una mano inmensamente poderosa y misericordiosa, para lograr sanar hasta el dolor profundo e intenso.
Coloca de ahora en adelante santo Padre, delante de éste espíritu, la aceptación, benevolencia y amor de quienes se topen con él, alejando de su camino cualquier rechazo o mal entendido, como el que hemos tenido esta alma y yo, para que se sienta amado en todo momento, y logre el entendimiento y aceptación de lo sucedido en su vida terrenal.
Te lo ruego Dios santísimo, un poco avergonzado de no haber podido ser de ayuda para éste espíritu, pero plenamente convencido, de que lo dirigirás hacia donde reciba comprensión y sana recuperación de su energía espiritual.
Con la santa ofrenda de una luz para que continúe su camino, (se enciende una veladora blanca), te pido tu asistencia para que no se sienta rechazado éste espíritu, y logre trascender al fin en la compañía de la esperanza, paz, sabiduría y amor, que irradias.
Te solicito tu intervención Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, porque sólo tú sabes lo que dentro de mi corazón se encuentra, y se que entiendes que no deseo ningún mal para nadie, sólo el merecido descanso y buena estadía, de este espíritu chocarrero, merecedor de tu clemencia.
Amén.
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