Amado
Dios y siempre bendito Padre Celestial, te doy las gracias una vez
más, por tu bondad y generosidad conmigo y mis semejantes, y por cada
una de tus millones de bendiciones diarias.
Hoy
me
dirijo a ti angustiado, a solicitar una vez más tu ayuda, pues sé que
solo tú puedes darme la fortaleza que necesito, para continuar mi día a
día, y sobrellevar las situaciones difíciles que se me presentan.
Te
pido
Padre Santísimo, que llenes mi alma y espíritu con tu energía divina para
no decaer, llena también mi ser de paz e inteligencia, para manejar la
situación de extrema preocupación e intranquilidad que estoy viviendo.
Haz
que
la calma sea mi estado natural, y así deje el miedo a un lado, para
ser capaz de tomar las mejores decisiones, para mi y las personas que amo.
Lléname
de tu
luz Señor mío, y envía cientos de ángeles protectores, para que nos
guíen a todos por el camino de la tranquilidad y las acciones adecuadas, y
no convertirnos en víctimas del pánico y la desesperación, ante ninguna
situación por difícil y peligrosa que parezca.
Confío
en que tu amor por nosotros es infinito, y por ello nunca nos envías
situaciones imposibles de resolver, sino al contrario, nos llenas de
opciones y oportunidades para resolverlas, que en ocasiones por temores
nuestros no podemos ver.
Permite
que la paz y armonía me envuelvan, sobre todo, cada vez que mis inseguridades
comiencen a crecer, para así ser capaz de continuar disfrutando de la
vida, a pesar de las dificultades y adversidades.
Gracias
misericordioso
Padre, pues sé que me escuchas y atenderás mi petición, así como
siempre lo has hecho, pues estoy más que agradecido de que nunca me has
abandonado, en cada ocasión que te he necesitado, y estoy convencido
de que tampoco lo harás ahora que mi angustia es tan grande.
Alabado
seas
divino Señor, hoy y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.
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