Oh¡
amado Cristo redentor, me despierto siempre agradecido por el don de la
vida y del amor, por tu sacrificio en la cruz, y tu misericordia
eterna.
Nos
dirigimos a ti en éste momento tan emblemático en nuestros corazones, en
los que conmemoramos tu visita al mundo terrenal, el aprendizaje que
compartiste con nosotros, además de tu terrible muerte y bendita
resurrección.
Para
pedirte un favor más, bríndanos la capacidad de saber escucharte y
reconocer tus señales, con el alma siempre dispuesta a seguirte, y
con el corazón dócil, abierto a tus inspiraciones.
Necesitamos
sentirte en todo momento, pues ello nos da la fuerza necesaria, para
reconocer, apreciar y aprovechar cada una de tus bendiciones, manifestadas
con tu gran amor, en oportunidades y alegrías frente a nosotros.
Sé
siempre nuestro guía, para no terminar como Judas, quien se dejó
llevar por la avaricia y demás tentaciones del maligno, dándote la espalda
y sufriendo las consecuencias por sus aberrantes actos.
Sabemos que somos débiles, por eso te pedimos que tu Santo Espíritu nos anime y levante, para continuar nuestro camino según tus designios, y ser algún día merecedores de entrar al paraíso.
Limpia
nuestro ser del egoísmo, la envidia, la soberbia y la ira, que nos impide
entregarnos por completo a ti, y recuérdanos siempre que con fe, constancia y
decisión, se alcanza la justicia, la paz y la trascendencia.
Deseamos darte las gracias una vez más, y hacerte saber que con pasión desbordante, te amamos, y también daríamos la vida por ti.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario