Oh¡
Glorioso San Miguel Arcángel, príncipe del ejército
celestial, defiéndenos en la batalla que libramos actualmente, en
contra de los espíritus, demonios y entidades oscuras, dominadoras de este
mundo terrenal, que intentan sembrar siempre, la semilla de la tentación
en nosotros.
Crea
a nuestro alrededor, oh¡ benevolente Arcángel de luz, un escudo en
contra del mal, y cualquier ser visible o invisible, que pretenda
causarnos daño en cualquier sentido.
Ven
en ayuda del hombre, a quien Dios todopoderoso encontró digno de su
protección, y redímenos de la tiranía del maligno, de sus legiones y
entidades infectadas por su maldad.
Combate
junto con los santos ángeles, a toda representación del mal, igual
que se ilustra tu imagen combatiendo a los demonios, para que podamos
liberarnos al fin de la
aflicción, inseguridad y terror que nos causan.
Que
así como no hay cabida para el maligno en el cielo, tampoco la haya para
las entidades oscuras, en nuestro cuerpo, hogar ni alrededores, para ser
libres de su opresión y tinieblas.
Bendito
y protector San Miguel arcángel, elimina todo intento de corrupción de nuestro
camino, para que sólo podamos sentir tu calor, tu amor y tu
bondad, en vez del miedo y el helado aliento de la maldad.
Llena
con tu pureza nuestro interior, para que cada entidad maligna y oscura que
se acerque a nosotros, se deslumbre con la luz divina que irradias, y se
aleje despavorido y temeroso de volver.
Levántate,
oh¡ príncipe invencible, imponente y dispuesto a la lucha contra la
oscuridad, y otorganos la
gran bendición de estar protegidos, de todo daño y perversidad.
Ayúdanos
a conseguir la victoria sobre el maligno, en cada lucha contra él y su
séquito, pues además de Dios Padre, solo tu eres capaz de vencerlos
en cualquier circunstancia, para evitar que nos mantengan cautivos, y
lejos de los designios sagrados.
Te
agradecemos tus favores, y te ofrecemos nuestras oraciones y completa
fe, a cambio de tu santa intercesión a esta plegaria, confiados en
que jamás nos dejarás librar solos la guerra contra el mal.
Amén.
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