Dios
misericordioso que velas siempre por nuestro bienestar, e incansablemente
tratas de guiarnos hacia el camino del bien, poniendo
en él
infinitas oportunidades de superarnos, acudo hoy a ti por la imperiosa necesidad de mi
corazón, para
enmendar
mis errores y organizar mi vida.
Libera
mi mente de la confusión, la opresión y la tentación, que hasta
hoy me han impedido ordenar mis ideas, así como también mis deseos, prioridades y
acciones.
Permite
Santísimo
Padre, abrir
los
ojos y ver claramente tus designios, para seguirlos y así obtener la
organización de mi mente, cuerpo y alma, que me permita obtener la tranquilidad
de equilibrar al fin mi ser.
Ayúdame
Señor, a no
serle infiel a mis deseos, sentimientos y propósitos, de seguir
el camino de la iluminación hacia ti, en las adversidades y tropiezos, que ponen
a prueba la fuerza de nuestra fe.
Que
el dolor y aflicción de mis pérdidas, carencias y derrotas, despierte
en mi
la razón, la perseverancia y las ganas de continuar luchando, y jamás
el conformismo, la depresión y la pereza.
Ayúdame
grandioso Dios de infinita misericordia, a madurar en todo sentido, a aceptar
las situaciones que experimento cada día, y sobre todo, a ser paciente como tu lo
eres conmigo.
Bendíceme
una vez más divino Padre, y haz posibles las gracias que te pido en
esta oración, pues
tu
mejor que nadie sabes que mis peticiones son sinceras, y tienen
el objetivo de organizar de una vez por todas mi vida, para ser
digno de estar a tu lado al final de éste andar terrenal.
Gracias
benevolente Señor de inagotable amor, por las bendiciones que continuamente me
envías, por
las
plegarias que siempre respondes, y por mi vida que hoy estoy decidido a
llevar correctamente, con tu compañía, guía e influencia.
Amén.
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