viernes, 26 de junio de 2020

ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (ESCRITA) | ORACIÓN ESPIRITUAL



Oh Divino Jesús que dijiste:
Pidan y recibirán, busquen y encontraran, llamen y se les responderá, porque todo el que pide recibe, y el que busca encuentra, y a quien llama se le abre. 

Mírame postrado a tus pies suplicándote me concedas un bendecido favor, pues tus palabras me infunden confianza, sobre todo ahora que me encuentro desesperado, confundido y angustiado por: (Se dice en silencio el favor que se requiere ).

¿A quién he de pedir sino a ti?, cuyo sagrado corazón es un manantial inagotable de las gracias y dones, ¿dónde he de buscar sino en el tesoro de su interior?, el cual contiene todas las riquezas de la clemencia y generosidad divinas. 

¿A dónde he de llamar sino a la puerta de tu Sagrado Corazón?, a través del cual Dios viene a nosotros, y por medio del que nosotros vamos a Dios.

A ti acudimos pues sólo en ti encontramos consuelo, cuando afligidos y perseguidos pedimos protección, cuando abrumados por el peso de nuestra cruz buscamos ayuda, cuando la angustia, la enfermedad, la pobreza y el fracaso, nos impulsan a buscar una fuerza superior.

Creo firmemente que puedes concederme la gracia que imploro, pues tu misericordia no tiene límites, y confío en que tu Sagrado Corazón compasivo, encontrará en mis miserias, en mis penas y angustias, un motivo más para oír mi petición.

Te pido que llenes mi ser de la confianza, con que oró el centurión romano en favor de su sirviente, de la confianza con que oraron las hermanas de Lázaro, por los leprosos, los ciegos y los paralíticos, que se acercaban a ti porque sabían que tus oídos y tu Sagrado Corazón, estaban siempre abiertos para oír y remediar sus males.

Dejo en tus manos mi petición, sabiendo que tú mejor que nadie conoces mis necesidades y preocupaciones, y que, si no está en tus designios concederme la gracia que te pido, sí me darás alguna en su lugar que remedie mis problemas, además de darme la claridad en mi alma, para que mi situación no merme mi vida entera.

Por todo ello puedo prometerte que pase lo que pase, nunca dejaré de amarte, respetarte, adorarte y servirte, oh¡ bendito Jesús, portador del único santísimo y Sagrado corazón del perdón, la misericordia y el amor incondicional.

Acepta este acto mío de perfecta humildad y fe, en que no me abandonarás, y siempre respetare lo que tu Sagrado Corazón decrete.

Amén. 

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