Benditos
espíritus mágicos
que
habitan en el
fuego, enciendan desde
hoy nuestra conciencia con el fuego de su sabiduría, e
ilumínenos con su inteligencia, para que
podamos percibir sólo aquello que es sagrado.
Inspiren nuestro ser con su santa asistencia, para que su fuego divino nos permita albergar en nuestro corazón solo al bien, la humildad, y los valores humanos, así como también la comprensión, el perdón y la generosidad.
Que las brazas de la flama del conocimiento eterno, caigan sobre nosotros para iluminar nuestra razón, nuestra paciencia y firme decisión, para que podamos hacer sólo el bien, a nuestros semejantes y a nosotros mismos.
Glorioso
espíritus del fuego, bríndanos
devoción
ardiente y
permanente, para que
podamos
defendernos de
los enemigos, con el fuego celestial que la fe produce.
Que
el fuego y calor que habiten en nosotros, sean de la
divina luz azul del edén, y jamás de las llamas negras del inframundo
y sus demonios.
Permite
que el amor, la pureza, la misericordia y la paz reinen en nosotros, y que
el único calor que sienta
en nuestro
corazón, sea
el de
su abrazo
defensor y protector.
Que
el fuego que nos
ayude
a vencer las adversidades, provenga únicamente del cielo y el ejército
bendito que lo defiende, pues nos negamos a aceptar cualquier otra
influencia negativa que pretenda tentarnos.
Desde
ahora y para siempre doy gracias al Señor, por enviar el poder del fuego sagrado a
nosotros los mortales, a través de tu invencible y bondadoso ser.
Doy sinceras
gracias a los espíritus
guerreros
del
fuego, porque con su asistencia, nos permite que nuestra alma pueda vivir
eternamente.
Que
así sea, así se haga y así será.
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