Oh
queridísima Santa Lucía, acudo a ti para que intercedas ante el trono
divino, y
me
consigas las gracias que necesita mi alma para vivir en santidad.
Tú
preferiste
que tus ojos fueran arrancados en lugar de negar la fe y contaminar tu alma; Y
Dios, a través de un milagro extraordinario, los reemplazó con otro par de ojos
perfectos, para recompensar tu virtud y fe, designándote como
la protectora contra las enfermedades de la vista.
Hoy
te pido que por favor, me asistas para que no pierda mi
visión, que
por
enfermedad está ahora mermándose, pues tengo miedo de quedar en
penumbras, sin poder admirar con mis ojos a mis seres queridos y todos
los milagros que nos regala el Señor.
Encuéntrame
bondadosa
Santa Lucía, merecedor de un poco del milagro aplicado
en ti, para
que
yo pueda continuar viendo tanto con los ojos de mi cabeza, como con
los ojos del alma.
Permíteme
redimir mis pecados a cambio de tu santísima ayuda, pues para
mi el poder ver es algo de vital importancia, y el ya
no hacerlo me causaría un inmenso dolor, sufrimiento y tristeza.
Oh,
apreciada Santa Lucía, te ruego con ímpetu y humildad, que
protejas mi
vista y sanes la enfermedad en mis ojos, ayúdame a conservar la luz en ellos, para que
pueda ver las bellezas de la creación que tanto disfruto, y las
que aún no conozco.
No
permitas que deje de apreciar atreves de mis ojos, el resplandor
del sol, el color de las flores y la sonrisa de mis seres queridos, así como
los detalles de su crecimiento, desarrollo y madurez.
Preserva
también
la visión de mi alma a la fe, a través de la cual veo y aprendo las enseñanzas
divinas, y
guíame para
nunca perder el camino que me lleva a donde tú, gloriosa
Santa
Lucía te encuentras, en compañía de los ángeles, los santos y
Dios mismo.
Te
lo ruego bendita Santa Lucía, coloca tus manos en mis ojos y devuélveles
la
sanidad, por
el
poder con el que Dios Padre, Dios hijo y Dios espíritu santo te envolvió.
Amen.
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