jueves, 9 de julio de 2020

SALMOS PENITENCIALES – SALMO 38 (ESCRITO) | ORACIÓN ESPIRITUAL



1- Señor, no me reprendas en tu furor, ni me castigues en tu ira.

2- Porque tus flechas se clavan en mí, 
y tu mano me aprieta dolorosamente.

3- Nada hay
de estabilidad en mi carne a causa de tu ira; Ni paz ni descanso en mis huesos a causa de mi pecado.

4- Porque mis iniquidades sobrepasan mi cabeza; Y como una carga pesada, se han hecho difíciles de llevar a cuestas. 

5- Hieden y supuran mis llagas, 
a causa de mi necedad.

6- Estoy inclinado y preocupado, 
humillado por mis acciones, por ellas voy de luto y afligido todo el día.

7- Porque mis entrañas se han llenado de enfermedad y repugnancia, y nada hay sano ya en mi carne.

8- Estoy débil y extremadamente adolorido, gimiendo por la inquietud de mi corazón.

9- Señor, delante de ti están todos mis deseos, y mis suspiros no te son ocultos.

10- Mi corazón está acongojado, me ha abandonado mi vigor, en cuanto a la luz de mis ojos, también me falta ya.

11- Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga, y mi familia de mi también se ha alejado.

12- Los que buscan mi vida me ponen trampas; Y los que procuran mi malestar y dolor, hablan e inventan falsedades todo el día.

13- Mas yo, como si fuera sordo no oigo; como el mudo que no abre la boca actúo.

14- Soy, pues, como un hombre que no oye, y en cuya boca no hay reprensiones.

15- Porque en ti confío, oh Señor, espero tus respuestas, seguro de que las recibiré, oh Señor mi Dios.

16- Porque dije; Escúchame, para que no se regocijen de mí cuando mi pie resbale, y no festejen gustosos en mi contra.

17- Pero estoy hecho para sufrir, aunque deseo estar listo para defenderme, con mi dolor delante de mí continuamente.

18- Porque declaro y confieso mis inquietudes, preocupado por las consecuencias de mi pecado.

19- Porque mis enemigos están vivos y fuertes, y los que me aborrecen injustamente se multiplican.

20- Los que pagan mal por bien son ahora mis adversarios, pues yo sigo lo que es bueno.

21- No me desampares, oh Señor; Dios mío, no te alejes de mí.

22- Apresúrate a ayudarme, oh Señor de mi salvación. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario