Padre mío, dueño de toda la calma: Estoy aquí, con el pecho encogido y con los ánimos por los suelos, reconozco que mi situación marital no está del todo bien; cada vez me siento más desesperado y es por eso que recurro a ti.
Señor, te pido por favor que intervengas en mi situación de matrimonio, existen momentos en donde mi relación ya no puede complementarse de la misma manera que lo hacía, llega a tornarse extraña a todo lo contrario de la unión que se había concretado, con una rutina completamente desagradable.
Te ruego Señor, para
llegar a un punto de solución en todo esto, ya que todos estos años unidos por
tu bendición en matrimonio, empiezan a ponerse difíciles, llevándose los
momentos de dulzura. Me apoyo en ti, para que me des sabiduría en cómo actuar.
Si mi situación está en un
punto que no tiene reanudación, prefiero un sano adiós que un sentimiento de
sufrimiento para ambos, no permitas más equivocaciones, y en especial que ni
por orgullo o terquedad sigamos arrojando la felicidad de nuestra relación por
la cual debiéramos cuidar.
He de pedirte tu intervención: que nuestro matrimonio se salve si es que así lo deseas Señor, para que podamos seguir juntos en paz, tranquilidad, respeto y sobre todo amor, de lo contrario, dejo mi vida marital en tus manos, y que sea lo menos doloroso para nosotros, no hacernos daño el uno al otro, y por lo que mejor sea para ambos.
Amén.
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