¡Bendita seas María,
Virgen y Madre,
el Señor te llenó de
gracia y alegría
en la Dulce espera de
Jesús!
que desean el don de un
hijo,
ayúdalos en esta
esperanza
y a apoyarse en el
camino de la vida.
su corazón a la
adopción,
mantenlos en la alegría
de su generosidad.
También únete a quienes han recibido
los hermosos nombres de
padre y madre,
para que con voz den
gracias a Dios
por su grandeza
manifestada
en el niño recién
nacido.
Finalmente, recógenos a todos
en el gran abrazo del
Espíritu Santo,
para que mostremos al
mundo
que podemos vivir como
hermanos,
porque todos somos
Hijos de Dios.
¡Amén!
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