Me pongo la armadura de
Dios para estar vestido de Cristo.
Me pongo el casco de la
Salvación en la cabeza,
y llevo mi mente a la
cautividad de Nuestro Señor Jesucristo.
y ruego porque tu
voluntad perfecta se haga en mí.
Me pongo el casco de la
Salvación sobre los ojos
para ver con los ojos
de Jesús.
Me pongo el casco de la Salvación sobre la nariz,
para participar de las
fragancias de Nuestro Señor Jesucristo
y yo sea agradable a Él.
Me pongo el casco de la
Salvación sobre las orejas,
para escuchar la Voz
del Señor,
y solamente obedecer su
voz.
Me pongo el casco de la
Salvación sobre la boca,
para que las palabras
de mi boca y
las meditaciones de mi
corazón,
sean agradables a ti
¡Oh Señor, mi Fuerza y
mi Redentor!
Me pongo la coraza de
la rectitud sobre el corazón,
y te doy gracias por
esta vestidura,
porque yo no tengo
ninguna que sea mía.
Me pongo el cinturón de
la verdad en la cintura,
para pararme con
seguridad,
y fortalece al hombre
en mi interior.
y me calzo los pies de
la Plenitud del Evangelio,
para ir a proclamar la
Buena Nueva de Nuestro Señor Jesucristo.
Sostengo el escudo de
la fe con la mano izquierda,
para desviar las flechas
incendiarias del Enemigo.
Tu ¡Oh Señor, eres mi
Fortaleza,
mi baluarte, mi
Redentor!,
y a ti solamente acudo.
Empuño la espada del
Espíritu con la mano derecha,
que es más aguda que
cualquier espada de dos filos,
penetrando y
discerniendo las intenciones del corazón.
Cúbreme con tu Preciosa
Sangre,
y crea en mí un corazón
limpio,
y no permitas que caiga
la maldad sobre mí.
Erige un grueso escudo
de fuego alrededor de mí,
y no permitas que caiga
sobre nosotros ninguna maldad.
Pongo a mi familia, a mis padres y hermanos, mi Comunidad
y a mí mismo bajo la
Cruz de Jesús y la Protección de su Sangre Preciosa,
en el Nombre de Dios
Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo.
Amén.
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