Sé muy bien que mi
tristeza
tornarás en alegría
cuando diga: ¡Madre
mía,
bendita sea tu pureza!
Cual pajarillo aletea
mi corazón por amarte.
Sea tu amor mi
estandarte
y eternamente lo sea.
Bello es el mar, la marea,
el sol, la luna, la
estrella;
pero has de ser tú más
bella
pues todo un dios se
recrea
que, labrando tu pureza
vino a tu vientre a
encarnarse.
Si Dios quiso
humanizarse
en tan graciosa
belleza,
di, Señora: ¿Dónde empieza
mi vida a tener sentido?
Ahí donde esté rendido
a ti, celestial
princesa.
Cuando de noche o de
día,
ya dormido o ya
despierto,
seas mi faro y mi
puerto
Virgen Sagrada María.
Sin Ti, Madre, no
sabría
quién soy ni de dónde
vengo;
pero lo poco que tengo
te ofrezco desde este
día.
Es Jesús mi posesión
y mi logro más
preciado.
Con su Amor El me ha
atrapado
alma, vida y corazón:
Madre: pido tu perdón
si alguna vez te he
ofendido.
Yo soy el primer
herido,
mírame con compasión.
Sin Ti yo me perdería
en un mundo de pecado.
No te apartes de mi
lado,
no me dejes, Madre mía.
Así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario