Hoy me dirijo al cielo y me postro ante la presencia de Jesucristo, me someto a su poderío, me fortalezco con su misericordia y me revisto con su luz, la más poderosa arma divina, para poder resistir y combatir las acechanzas del diablo.
En pie con el alma llena de la verdad, y revestido de la justicia como coraza, me cubro siempre con el escudo de la fe, para poder apagar con ella todos los fuegos, antorchas y devastaciones del maligno.
Tomo también el yelmo de la salvación y la espada del espíritu, que vence toda palabra maliciosa, pues proviene de Dios nuestro Señor, quien nos protege hoy y siempre.
En el nombre de Jesucristo crucificado, quien murió y resucitó, ató y amordazó, a todos los espíritus oscuros del aire, del agua, del fuego, de la tierra, y del inframundo, rechazo, deshago, rompo, ató y alejo, toda maldición y hechizo para dañarme.
También ato y amordazo a cualquier espíritu presente entregado al mal, a todos los emisarios de Satanás, a cualquier legión de brujas o hechiceros, adoradores del diablo y seres sobrenaturales, que busquen y deseen mi mal o el de mis seres amados.
En el nombre de Jesucristo y con su Preciosísima sangre, queda protegido este recinto, esta familia, sus habitantes, quienes lo visitan y mi persona, de hechizos malignos y brujerías oscuras, así como de influencias negativas de seres de éste y otros planos.
Amén.
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