San Alejo bendito, que alejas a las personas que no le convienen a mi ser, te pido que hoy me permitas la gracia de tu protección, a mí, a mi familia y a mis seres queridos, y que por medio de ti pueda pedirle a nuestro Señor, su bendición para todos nosotros.
Rodéanos a los míos y a mi, de las personas que están bajo tu condición y tus parámetros, personas que deseen acercarse cada día más a ti, que no piensen en ningún mal, ni alberguen envidia y rencor en su corazón.
San Alejo bienaventurado, te pido que hagas ciega, sorda y muda, a toda alma que no anhele el bien para mí, o para los que amo y me importan.
Para que no busquen nuestra molestia al vernos felices, para que no escuchen nuestros planes e intenten frustrarlos, para que no puedan difamarnos ni hechizarnos con su voz, y al no encontrar más la satisfacción de herirnos, se vallan lejos de una vez y para siempre.
Baja la guardia de cualquier corazón infectado con el mal, que se encuentre en nuestro hogar y a nuestro alrededor, llénalo de amor a la hora que pretenda aferrarse y no salir de mi casa, para que no nos rodee más ningún tipo de inconveniente, mal deseo o resentimiento.
Que (decimos el nombre completo de la persona a alejar), desista de sus negativas y malévolas intenciones, finalmente alejándose de nosotros, de manera pronta y definitiva.
Oh¡ Grandioso santo de mi devoción, tú que eres capaz de tocar todas las almas y corazones que se encuentran en éste mundo, aplaca a nuestros enemigos cuando estén muy cerca de nosotros, haz que con tu presencia todo mal deseo se vuelva bendición, y que toda persona que haya entrado a mi casa con el corazón lleno de veneno, se retire sin derramarlo más en éste hogar.
Por medio de tu intercesión San Alejo milagroso, pedimos a Dios por nuestra protección y la nuestros seres queridos, para que nos cubra con su manto y amor, alejándonos del mentiroso, del traidor, del cizañero, de las magias oscuras, y de cualquier persona que no tenga la energía correcta para ir en tu dirección.
Aléjanos de todo aquel que nos quiera ver rendidos o hundidos, así como también de todo invasor indeseado en éste sagrado recinto, en el que he formado mi hogar.
En el nombre de Dios Padre, Dios Hijo y Dios espíritu Santo.
Amén.
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