Padre santo, me acerco a ti con profundo arrepentimiento, por los pecados y transgresiones, cometidas por mi y mis antepasados, por la desobediencia de tus mandamientos, y por darte la espalda escuchando al enemigo y reaccionando como él.
Bendito Señor, me pongo en tus manos, pues estoy siendo víctima de maldiciones, que no soy capaz de anular o romper, sin la ayuda santísima de tu mano poderosa, y la magia sagrada de la bendita sangre de Jesús.
Te pido que rompas todas las maldiciones dirigidas a mi y a mis seres queridos, sobre todo las de pobreza, bloqueo y sufrimiento, pues no permiten que cumpla mi propósito en este mundo, que es ser feliz y dedicado a ti.
Me disculpo también por los actos cometidos por mis antepasados, por lo que pido tu perdón y clemencia ante dichas intensiones negativas, así como también ante los malos resultados que éstas provocaron.
Pido perdón también por la ira, el resentimiento, los celos, la crueldad, la traición y la envidia, que tanto yo como mis antepasados sentimos, pensamos y aplicamos a otras personas y seres vivos, con o sin intensiones de causar daño.
Desaparece éstas maldiciones de pobreza y carencia en general, pues yo recibiré agradecido la redención a todas ellas, acogiendo tu gloriosa luz en mi interior.
Destruye igualmente los muros, barreras y obstáculos, que bloquean mi camino al éxito y la abundancia, dejando un sendero libre, purificado e inundado de tu amor y protección.
Decreto que a partir de éste momento, mi ser quedará limpio de maldiciones de pobreza y daño en todo sentido, pues mi corazón está abierto para recibirte sólo a ti, oh grandioso Padre!, y por ello no seré nunca más maldecido por los envidiosos, los brujos o espíritus malignos.
Amén.
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