Amado Padre, te agradezco por
asegurar a mi padre
durante su crónica en la tierra.
Te agradezco por darle la oportunidad
de traerme a este planeta,
y también te agradezco por la
oportunidad de tener esta oración.
Dios mío, te has llevado a una persona
que mucho amaba en este mundo.
Pero tú lo has querido así; cúmplase
en todo tu santísima voluntad.
El gran consuelo que me queda es
la esperanza de que Tú lo has recibido
en el seno de tu misericordia
y que te dignarás algún día a
unirme con él.
Si la entera reparación de sus pecados,
lo detienen aún en las penas
del purgatorio, te ofrezco por él todas
mis oraciones y buenas obras,
principalmente mi resignación
ante esta pérdida.
Haz, Señor, que esta resignación
sea entera y digna de ti.
Concédele, Señor, el descanso eterno
y que le ilumine Tu perpetua luz.
Que las almas de los fieles difuntos,
por la misericordia de Dios,
descansen en paz.
Amén.
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