Oh glorioso San Cipriano, a ti que siempre has sido nuestro defensor contra los maleficios, energías negativas, magia negra y hechizos de daño, te suplico que me ayudes a cerrar mi cuerpo físico, mi cuerpo espiritual y mi mente a todo tipo de brujería o magia negativa, realizada y asistida por seres humanos o de otros planos, así como también de espíritus, demonios y ánimas.
Defiende a, decimos nuestro nombre completo (o en su defecto, nombre completo de la persona a quien se dedica el ritual), de los ataques mágicos contra mi ser (su ser), en todo momento, lugar y ocasión.
Que todos mis enemigos se frustren y se cansen, al no lograr causarme daño, y por ello desistan de sus intentos de lastimarme, alejándose, ignorándome y dejándome vivir tranquilo y en paz, de ahora en adelante.
Bendito San Cipriano, te ruego que si antes de realizar este ritual, alguien me había envido alguna brujería, deshagas los daños, o me envíes señales claras para saber como debo romperlo de manera adecuada.
Desarma a mis enemigos, cúbreme siempre con tu manto protector, y que por más poderoso que sea el brujo o bruja, no pueda romper ni abrir mi cuerpo, mi mente o mi alma, y que su magia dañina se vuelva en su contra, regresando a su origen, sin poderme causar mal alguno.
Te lo pido con gran fe y confianza en ti, y en los dones que el creador te ha brindado.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario