Señora y madre nuestra,
En tus manos colocamos todos los esfuerzos
que los deportistas del mundo
realizamos para llegar a conquistar
la corona que se marchita.
Grande es nuestra responsabilidad,
Estamos llamados a convertir el deporte
en ocasión de encuentro y de diálogo,
superando cualquier barrera de lengua, raza y cultura.
Que el deporte nos dé una valiosa aportación
al entendimiento pacífico entre los pueblos
y contribuya a que se consolide en los hombres
la nueva civilización del amor.
Que nuestra pasión por el deporte contribuya
a la solidaridad humana, a la amistad
y a la buena voluntad entre las diversas culturas.
Que nuestros esfuerzos físicos
sean una parte de nuestra búsqueda
de los valores más elevados,
que forjan el carácter y dan dignidad.
Intercede ante Él para que todos nuestros empeños,
sacrificios y desvelos,
sean colmados en nosotros y en nuestras familias
por su amor, su alegría y su paz.
Amén.
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