Dios y padre amoroso,
Gracias te damos por cada profesor
que percibe un don especial en los niños que tiene ante sí.
Gracias por los maestros que saben escuchar y liderar con suavidad.
Gracias por los docentes que esperan mucho de sus alumnos,
y que por amor les exigen más.
Gracias también por aquel maestro o
maestra que todos recordamos con cariño.
Dios misericordioso, concede fuerzas a los profesores que dan todo lo que tienen. Reconforta y fortalece a los maestros que asumen la culpa de problemas que van más allá de su control.
Y ayuda a los docentes que se encuentran agotados y necesitan descanso.
Motívales a seguir intentando que la enseñanza sea divertida e interesante, para que nuestros hijos puedan disfrutar de la oportunidad de aprender.
Bendice Señor a estas personas que saben lograr realizar estos milagros, y que cuando sus alumnos fracasan logran darles consuelo y motivación para no darse por vencidos.
Te lo pedimos en el nombre de nuestro gran maestro, Jesús.
Amén.
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