Amado Padre Celestial, Tú que todo lo ves y que todo lo oyes,
dale oído a este humilde servidor que clama hacia Ti
pidiendo quitar todo sentimiento de envidia.
Ayúdame a ver las bendiciones y logros de los demás
no como un motivo de comparación,
sino como una inspiración y un recordatorio
de las abundantes posibilidades que existen en mi vida.
Sé que nosotros tus hijos no somos perfectos mi Señor,
sé que a menudo te fallamos, que nos equivocamos
y te confieso Dios mío, que incluso yo he tenido
sentimientos negativos hacia mis hermanos,
y no estoy orgulloso de ello,
me siento triste por haberte fallado,
pero a diario me esfuerzo Padre amado.
Te pido que la envidia se convierta en admiración sincera
y que cada vez que sienta esa emoción,
mi corazón se llene de aprecio
por la prosperidad y el éxito ajeno.
Que esta transformación me permita vivir en paz y alegría,
reconociendo la belleza y el valor de lo que tengo,
mientras celebro y apoyo el crecimiento
y la felicidad de quienes me rodean.
Ayúdame Padre Celestial,
A entender que no debo envidiar nada,
Que lo que tengo es más que suficiente,
Aleja la soberbia, el egoísmo y la envidia de mí.
Amén.
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