Glorioso San Ignacio de Loyola, fiel servidor de Dios y guía espiritual de millones, en este momento de necesidad acudo a ti con el corazón lleno de fe y esperanza.
Tú, que dedicaste tu vida a la salvación de las almas y a la gloria de nuestro Señor, intercede por mí en este proceso de sanación. Te pido con humildad que me ayudes a sanar tanto en cuerpo como en espíritu, a restaurar mi salud, mi energía y mi bienestar.
Que la luz de Cristo, que tanto abrazaste en tu vida, ilumine mi camino hacia la sanación y la serenidad. Te pido que me otorgues la claridad para tomar decisiones sabias en cuanto a mi salud y mi vida.
Ayúdame a encontrar la paz que necesito para liberar mi mente de todo lo que me cause angustia, dolor o temor, y que, con tu ejemplo de valentía y fe, me inspire a mantener la esperanza incluso en los momentos de dificultad.
Amado San Ignacio, te entrego mi dolor y mis preocupaciones, y me abandono a la voluntad divina, sabiendo que todo es parte de un plan divino de sanación y crecimiento.
Glorioso San Ignacio de Loyola, haz que mi alma se eleve en gratitud y confianza, confiando en la bondad infinita de Dios y tu intercesión.
Gracias por escucharme, que la paz y sanación me acompañen siempre.
Amén.
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