Espíritu Santo, Divina Luz, fuente eterna de sabiduría y amor, acudo hoy a Ti con humildad y esperanza. Tú que eres el aliento de Dios, que guiaste a los profetas, que fortaleciste a los apóstoles, ven ahora a mi vida y lléname de tu presencia santa.
Te pido ilumines mi mente, para que pueda comprender los caminos de Dios y distinguir el bien del mal. Disipa la oscuridad que nubla mi juicio, rompe las cadenas del miedo y la confusión que me impiden avanzar.
Espíritu Santo, fuego de amor vivo, enciende en mí el deseo de hacer la voluntad del Padre. Guía mis pasos cada día, abre las puertas que debo cruzar y cierra aquellas que me alejan de la verdad. Sé mi consejero fiel, mi refugio seguro, mi compañero constante.
No permitas que me desvíe por caminos de egoísmo o desesperanza. Dame discernimiento para tomar decisiones sabias, paciencia para esperar tu tiempo, y valentía para actuar con fe, incluso cuando el sendero parezca incierto.
Ilumina mi camino hoy y siempre, no permitas que me desvíe por caminos de egoísmo o desesperanza. Sé mi consejero fiel, mi refugio seguro, mi compañero constante.
Espíritu de Paz, Espíritu de Verdad, sopla sobre mi vida y renueva todo lo que está roto, seco o apagado en mí. Te entrego mi presente, mi futuro, mis sueños y mis temores. Que toda mi vida sea un eco de tu sabiduría y un reflejo de tu luz.
Amen.
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