Tú que eres conocido como el santo que aleja todo mal, te suplico con el corazón abierto que apartes de mi camino toda envidia, todo ojo que me mire con rencor, todo pensamiento negativo, toda palabra de maldición y toda energía oscura que quiera perturbar mi espíritu, mi hogar o mi destino.
San Alejo bendito, tú que viviste entre la gente sin ser reconocido, pero fuiste grande ante los ojos de Dios, aleja de mí a los falsos amigos, a los que sonríen con hipocresía, a los que desean mi caída y mi fracaso.
Que tus benditas manos sean muralla de luz que me cubra y me defienda, que tu intercesión ante el Señor Jesús sea mi escudo ante toda traición, envidia y mal deseo.
Con tu poder celestial, San Alejo, rompe y corta las cadenas del mal que me rodeen, disuelve toda mala intención que se dirija hacia mí, y aleja a las personas que no me desean bien, para que sigan su camino sin volver a cruzarse con el mío. Líbrame de toda brujería, mal pensamiento o mirada dañina, y concédeme vivir en paz, bajo la gracia de Dios, rodeado de amor, armonía y prosperidad.
Te pido, bienaventurado San Alejo, que lleves lejos, muy lejos, todo espíritu de discordia, toda lengua que murmura, toda sombra que me aceche. Que mi vida sea guiada por la luz divina y mi corazón permanezca limpio, libre de odio y temor.
Amado San Alejo, protector de los que buscan calma, escucha mi oración y sé mi intercesor ante el trono celestial. Que donde haya oscuridad, pongas luz; donde haya envidia, pongas bendición; y donde haya mal, pongas el amor de Cristo.
Así sea, así será, y así está hecho.
Amén.

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