Amado Dios del Amor, fuente de toda unión verdadera, hoy elevo mi voz y mi corazón ante Ti, pidiéndote que mi matrimonio vuelva a encenderse con la llama del amor puro y eterno.
Padre Eterno, quita de nosotros toda sombra de orgullo, toda palabra hiriente, todo silencio que enfríe nuestros corazones. Disuelve las distancias, los malentendidos y el cansancio de los días.
Te pido, Señor, que toques el corazón de mi esposo(a), que avives en él(ella) el deseo de volver a compartir risas, caricias, sueños y esperanzas. Haz que recuerde los motivos que un día nos unieron, los momentos felices, las promesas sinceras y las miradas llenas de amor.
Señor, devuelve a nuestro hogar la armonía, la ternura y la pasión. Que donde hoy hay distancia, nazca el acercamiento; donde hay silencio, florezca el diálogo; y donde hay frialdad, renazca el fuego sagrado del amor.
Que tu soplo avive el fuego de la unión, que tu presencia nos llene de comprensión y deseo mutuo, y que bajo tu luz aprendamos a amarnos como el primer día, con respeto, ternura y devoción.
Que cada amanecer sea una nueva oportunidad para mirarnos con ojos nuevos, para recordar que el amor es una elección diaria, y que en cada gesto pequeño habita tu presencia. Permite que nuestras almas vuelvan a reconocerse y que la risa vuelva a llenar nuestra casa.
Gracias, Señor, por escuchar mi oración. Gracias por obrar en nuestros corazones y por renovar nuestra unión.
Amén.

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