Señor de la Humildad y la Paciencia,
siguiendo tu ejemplo
y con la ayuda de tu gracia,
me propongo aceptar con humildad
mis propias cruces y dolores.
Tú que dijiste:
"Venga a Mí todos los que están
afligidos y agobiados, que yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo
y aprendan de mí, que soy paciente
y humilde de corazón“.
Recíbeme ahora, que me pongo
en tu presencia herido y dolorido
y ayúdame a superar con paciencia
las pruebas y contrariedades de la vida.
Señor, deseo que llenes mi
espíritu de sabiduría y conocimiento
para cumplir todos los propósitos
que me otorgas en esta tierra,
deseo aprender a caminar bajo la
sabiduría que tienes tú,
que es gigantesca.
Acepta la ofrenda que te hago de mi cruz
y cárgame con la tuya, así encontraré alivio,
porque tu yugo es suave, y tu carga ligera.
Amén.
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