Padre, quiero abrir mi corazón al mundo,
dar a conocer el tesoro de tu ternura,
y anunciar tu alegría a mis hermanos.
“Aquí estoy, envíame”
Quiero ser “portador de Cristo”,
profeta de tu palabra y testigo de tu amor,
hasta alcanzar los confines de la tierra.
“Aquí estoy, envíame”
Tú que nos empujas con tu espíritu,
y superas nuestras expectativas,
camina conmigo y sé siempre mi fuerza.
“Aquí estoy, envíame”
Te lo pido por medio de María,
la humilde, la generosa, la valiente.
Quiero ayudarte y quiero que
me ayudes a estudiar mucho,
para que cuando sea mayor
pueda ayudar a muchos.
Espero que me escuches,
quizás me cueste ser generoso,
pero sé que me ayudarás.
Amén.
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