Te invoco a ti Lucifer, príncipe de las tinieblas y eterno torturador de almas, para que me ayudes a lograr que (decimos el nombre completo de la persona a quien se dedica el ritual), pierda por completo su movilidad, para que poco a poco pierda también su independencia, y no pueda hacer ninguna tarea por sí mismo.
Llévalo (a) a la oscuridad en vida, para que sufra hasta el último día de la misma, sin poderse mover, ni decidir en lo absoluto sobre su propia existencia, creándose así una prisión dentro de sí mismo, y de la cual sólo se liberará al morir.
Concentra tu negatividad y dirígela hacia estos huesos, oh, Príncipe Maligno, y a través de la energía del ser vivo al que le pertenecieron, abre un portal a tu plano, para que puedas robarles su luz, y sembrar tu desdicha, frustración y depresión, además de llegar a quien se dedica este ritual, sin que nadie pueda impedirte lastimarlo (a).
Que, así como se han roto estos palillos, se rompan los huesos y deseos de, (decimos el nombre completo de la persona a quien se dedica el ritual), cada vez que intente caminar, vestirse, o moverse en general.
Prodúcele un dolor insoportable, al tratar de valerse por sí mismo, y que cada vez sea más intenso, hasta que el mismo decida dejar de luchar, y se mantenga postrado como un vegetal.
Róbale las esperanzas, y domina también el espíritu y energía del dueño de estos huesos, pues te lo ofrendo en agradecimiento a tu ayuda.
Que así sea, así se haga y así será.
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