Permanecemos ya siempre velando en oración contra las asechanzas del mal, siempre firmes y ceñidos al señor y sus arcángeles divinos, pues tienen consigo la verdad y eterna misericordia para todos sin distinción.
Permítenos, santísimo Arcángel Miguel, ponemos tu casco y tu armadura para evitar que nos dañen, tomar tu escudo para repeler los ataques, y blandir tu espada para vencer a los enemigos, pues la salvación contra la oscuridad y el mal, se encuentra en tu divina luz de protección.
Así pues, rechazamos las tinieblas, las tentaciones que puedan dañarnos a nosotros o a los demás, así como la arrogancia, prepotencia y soberbia, que solo nos llenan el corazón de odio, rencor, envidia y frustración.
Protege por favor a (decimos los nombres completos sin abreviaturas de las personas incluidas en el ritual), cargando estas piedras provenientes de la naturaleza, creando desde ahora y en adelante, un campo protector invisible e impenetrable, contra cualquier enemigo y energía negativa.
Bríndanos un pequeño vistazo de tu poderosísimo rayo azul, para que resida y se proyecte en estas piedras, simulando que esta piedra del mismo color que tu luz, es tu corazón que refleja y difunde su deseo por la justicia y defensa de los más débiles, temerosos y desprotegidos, ahuyentando, venciendo y bloqueando cualquier daño energético dirigido a, (nombres completos de las personas incluidas en el ritual).
Te damos las gracias, glorioso San Miguel Arcángel, sabiendo que jamás nos has desprotegido, ni ignorado nuestras oraciones y súplicas.
Amén.
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