Amado Duende del Aura, guardián de las luces sutiles y espíritu de los bosques encantados, hoy te invoco con humildad y reverencia para que vengas a mí y me ayudes a limpiar toda impureza energética que habite en mi cuerpo, en mi mente y en mi espíritu.
Te pido, dulce espíritu del aura, que limpies con tu polvo de luz las huellas del dolor, la tristeza, el miedo o el resentimiento que se hayan quedado en mí. Transforma esas energías densas en amor, comprensión y serenidad.
Que el fuego de tus manos queme las impurezas, que el viento de tus alas refresque mi espíritu, que el agua de tu fuente interna lave mis emociones y que la tierra sagrada me enraíce en la paz.
Duende mágico, mensajero de la naturaleza y de los elementos, sopla con tu aliento puro sobre mi aura, disipando toda sombra, todo cansancio, toda carga ajena que se haya adherido a mi campo energético. Que tu energía vivaz y luminosa recorra cada capa de mi ser, restaurando la claridad de mis pensamientos, la fuerza de mi cuerpo y la calma de mi corazón.
Si hay en mí energías ajenas, pensamientos oscuros o emociones estancadas, arráncalas con tus dedos de magia, guíalas hacia la tierra para que sean transmutadas en vida nueva. Que mi cuerpo energético quede libre, limpio, fortalecido y protegido bajo tu cuidado.
Gracias, Duende del Aura, por tu presencia invisible pero real, por tu labor sagrada de purificación y equilibrio. Hoy te recibo con alegría y te doy permiso de obrar en mí y a mi alrededor.
Así sea, así es y así será.

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