Glorioso San Cayetano, santo de la providencia divina y ejemplo de fe inquebrantable, hoy me acerco a ti con el corazón cargado de preocupaciones y la mente cansada por las deudas que me agobian. Sé que tú, nunca abandonas a quien confía en la infinita bondad de Dios, por eso hoy deposito en tus manos mi angustia económica y mis temores.
Intercede ante el Señor para que mis esfuerzos sean recompensados, para que no falte el pan en mi mesa ni la paz en mi hogar. Libérame de las cadenas del endeudamiento, de las cargas que me impiden avanzar y de los errores que he cometido en la administración de mis bienes.
Oh bendito San Cayetano, sé mi defensor ante los ojos de Dios, y pídele que derrame sobre mí sus dones de justicia, paz y bienestar. Que mi fe no se apague en medio de las dificultades, sino que se fortalezca con cada prueba, recordando que nada falta a quien confía plenamente en la providencia divina.
Te pido que ilumines mi mente para actuar con sabiduría y responsabilidad, para administrar con prudencia lo que recibo y no volver a caer en las trampas de la deuda y la desesperación. Que tu luz me guíe hacia decisiones justas, hacia el equilibrio y la tranquilidad financiera.
Que las puertas que hoy parecen cerradas se abran ante mí, y que donde haya escasez, florezca la abundancia. Ayúdame a encontrar nuevas oportunidades laborales, bendice mis proyectos, mi trabajo y toda fuente legítima de ingreso que llegue a mis manos.
Hoy te entrego mis cuentas, mis deudas y mis miedos, para que tú, amado San Cayetano, los transformes en alivio, en prosperidad y en oportunidades nuevas. Que el dinero que llegue a mis manos sea limpio, justo y suficiente, y que nunca más me falte lo necesario para vivir con dignidad.
En tu nombre y con la ayuda del Altísimo, declaro que las deudas serán pagadas, las puertas se abrirán y la abundancia divina comenzará a fluir.
Amén.
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