¡Oh, glorioso San Alejo!, siervo fiel, piadoso y bueno que estas en la gloria gozando de Dios, alcánzame el favor de alejarme de todo mal.
Te pido que me rodees con tu manto de paz y tranquilidad. Aleja de mí las energías y las personas que buscan perturbar mi bienestar y mi calma.
San Alejo Bendito, tú que tienes el poder de alejar todo lo malo que rodea a los siervos del Señor, haz que sea invisible para la gente que me quiere hacer daño, que me dejen en paz y no se acerquen a mí.
Infunde en mí la fortaleza para mantener mi serenidad y el poder para establecer límites saludables con quienes intenten causarme molestias o intranquilidad.
San Alejo, que tu protección me brinde un espacio seguro y armonioso, libre de perturbaciones externas. Aleja a toda persona de mi trabajo que me quiera ver mal, que tenga envidia o simplemente coraje.
Aléjame de la envidia, del mal de ojo y la injusticia, aléjame de los celos y el rencor, de la infidelidad, la traición, el rechazo y la soledad.
Guíame con sabiduría para manejar cada situación con calma y equilibrio, y fortalece mi espíritu para mantenerme en paz.
Amén.
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